miércoles, 13 de abril de 2016

La noche más corta

Las luces de los dormitorios se fueron apagando. La casa quedó en calma, achicada entre la penumbra y el silencio. Sin embargo, aquella noche no iba a durar demasiado. 
Se revolvieron padres e hijos entre sus sábanas ante un intenso amanecer que fundía cortinas y persianas en ráfagas incendiarias. Se levantaron, se buscaron los unos a los otros para asomarse a la calle juntos y de la mano, arrastrando zapatillas y pijamas. Buscaron la luna sin encontrarla entre el clamor de los grillos y la ira de los lobos y las lechuzas en la distancia. Un viento huracanado comenzaba a batir las hojas formando en el aire remolinos apresurados
Observaron a muchas familias emerger sigilosas frente a las puertas de sus hogares. Portaban mochilas y maletas, alzaban hacia el cielo sus manos en medio de una concentración máxima. ¿No recibieron el mensaje?, les preguntó alguien sin apenas detenerse en sus rostros demudados. Pero un destello cegador les impidió responder. Tras él, una multitud corría en dirección al bosque para reunirse con ellos. Fueran quienes fueran los que iban dentro de aquella gigantesca nave que ya aterrizaba.

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