jueves, 18 de enero de 2018

Un café junto a la ventana

Julia sorbía el café sin apartar la vista de su boca. Él esquivaba la mirada con una copa de vino entre los dedos. Intuyó nuevas arrugas alrededor de sus ojos y un peinado más moderno. Seguía siendo muy hermosa. Su entrepierna empezaba a sentirse incómoda.
- Vamos mejor junto a la ventana. Este rincón oscuro me pone enferma. Me deprime.
- Estamos bien aquí. Por favor… -pero ella insistía levantándose de aquel butacón del fondo.
Junto al cristal, Julia tomaba sus manos entre charla y charla y él las apartaba con delicadeza, se recolocaba las gafas y arrojaba sus pupilas hacia esquinas y techos. Eran los únicos clientes. Más allá, tímidos copos de nieve bajo la luz de las farolas y algún paraguas a lo lejos. 
Se dijeron adiós bajo aquella noche de guantes y gorros. Julia buscaba sus labios y él consentía por un instante que los de ella lo cobijaran. “Por los viejos tiempos”, pensó. 
- Intentaré hacer algo. Eres una actriz fabulosa. No te puedo asegurar nada. Ya te... Pero... ¿Qué...? ¿Qué es aquello...? Es… ¿Es un fotógrafo? 
Ella mostró su sonrisa exultante y emprendió la marcha. Él luchó por hacerse invisible bajo el sombrero, subió la bufanda hasta picarle las cejas y se maldijo antes y mucho tiempo después de introducirse en el vehículo que lo esperaba.
- Saludos a tu mujer y a tus hijos. Ah, y suerte en las próximas elecciones. Lo harás bien desde la oposición –susurró Julia al viento escarchado mientras caminaba de nuevo hacia las portadas.

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